He aprendido a vivir,
tan a las malas,
que no sé.
Se que debo decir, te quiero mas seguido,
O al menos, te quise. Genuinamente.
Pero no lo hago, y ya son otra vez las cinco de la mañana, y debo irme.
Se que lo dije, y lo supe con tanta claridad.
Nada puede durar por siempre.
Con tanta claridad como sabe la muerte
el que no ha muerto.
Si intento recordar no recuerdo,
si intento pensar no pienso
todo es tan confuso, tan lejano
parece que me cabe la vida en 5 o 6 imágenes traslúcidas
en cinco o seis. Figuras.
tantas cosas,
tantas.
Tantas noches detrás de la ventana
leyendo poemas,
como un lobo
Esperando.
Tantas horas iguales,
tantos cuerpos juntos.
Algunas veces la vi como si viera algo eterno.
Fui un derrotista, cuando no debí serlo.
Cuando debí mirar, me distraje,
y cuándo miré no había nada.
Caminé. Ciertamente. Sin encontrar nada.
Me senté varias veces de tristeza sin saberlo.
Quien haya sabido vivir que venga y me diga,
que me quite esta culpa de no haber,
de no.
o que me diga cómo.
La ciudad se ha ido, y su gente,
he estado acá mucho tiempo,
se han ido borrando las cosas,
me sigo equivocando.
Cuando me llegan los recuerdos, recuerdo.
Ya llegará el olvido.
Ya llegará la muerte.
Ya llegará el perdón.
Siempre hago algo;
como tomar agua, o alzar una bandera, o frustrar una revolución;
pero debí aguantar la sed,
o tumbar una bandera, o hacer la revolución,
y no lo sé hasta después,
cuando el corazón me late en la noche con desprecio,
o escribo un poema en el teléfono flotando en la oscuridad,
y no podía ser de otra forma.
Me sigo equivocando,
y la noche aveces discute con el corazón,
entonces se que me he equivocado
pero ya no es el tiempo,
y no es lo mejor aferrarse a lo que ya no existe.
porque todo ha fluido,
porque el mundo es otro.
Este ciclo. Es sabido. No hay otra forma.
Seguiré olvidando.
me sentiré culpable de olvidar muchas veces.
Es culpa de la vida, del creador,
de la molécula de carbono.
De este corazón, ennoblecido.